6 de abril de 2010

MITO: de espinas


Muchas son las historias, sobre las rosas. Pero solo una muestra la razón de sus espinas.

Se cuenta que una mañana Floresta, uno de los destinados a reproducir las flores, cuidarlas y protegerlas, fue a los campos de Grecia, para rebosar de color las planicies verdes. Pero al llegar se encontró un arbusto de flores rojas. Algunas brillaban por el roció matinal y por la luz del sol. Otras se miraban tiernas porque estaban a punto de abrirse. Fue tal el asombro de floresta que pensó:

-Sin dudar, esta es creación del ser supremo. Él las puso aquí para que yo con mis manos las cultivara de mejor forma, para preservar su belleza y sin vacilar para que yo y muchos podamos darle estas flores rojas como tributo de su grandeza.

Así, aquel hombre dedicado empezó a cuidar la belleza de las flores rojas. Muchos fueron sus intentos, pero las flores rojas no mejoraban y más bien, se marchitaban. Así Floresta se desespero. De repente el viento hablo:

-Que ha sucedido aquí. Te he dejado para que…

Floresta interrumpió:

-Lo siento señor. Querían preservar tu obra, para presentártela como tributo, pero por más que lo intente las flores rojas no reaccionan a mis cuidados y perecen.

Entonces susurraron las flores rojas:

-Lo siento, mi creador, al ver los ojos de este hombre fui cautivada y deje que el mejorara mi estilo para agradarte mas. Pero, cual es mi desgracia, las manos de este, son muy frías y al momento de rozarme me quema.

El ser supremo dijo:

- Sin dudar te llamare, Rosa. Porque desde ahora, para que ningún hombre con ojos cautivantes y manos frías te sostengan, Tendrás espinas. De esta manera solo podrás ser tomada por manos ardientes que estén dispuestos a rozarte, lastimándose.

Desde entonces las rosas, poseen espinas. Sin dudar, solos los seres Apasionados serán capaces de rozar y cautivar a las flores rojas.